A lo largo de la historia, los seres humanos han establecido numerosas leyes y reglamentos para salvaguardar los derechos humanos. Y al igual que los humanos, los animales son seres inocentes e indefensos que también requieren medidas de protección. Es alentador ser testigo de la creciente conciencia de este hecho, que ha llevado a la creación de más leyes específicamente para el bienestar de los animales. Un caso notable ocurrió hace tres años, cuando el presidente Jair Bolsonaro presentó una ley única. Sin embargo, la singularidad no surgió del contenido de la ley sino de su signatario: el propio perro del presidente.
“Nunca tuve dudas, incluso después de enterarme de la aprobación de la primera dama en el Congreso”, dijo Bolsonaro, sonriendo y mirando casi con culpa a su esposa, que estuvo presente en la ceremonia en la que estampó su firma en la ley con su perro en sus brazos.
“Esto llena un vacío sobre el maltrato a los animales, cosa indescriptible que hacen otros animales que se creen racionales”, afirmó el gobernante.
Cuando se propuso la ley por primera vez, Bolsonaro dejó claro que tenía intención de vetarla porque creía que las posibles penas de prisión de hasta cinco años para quienes abusaran de estos animales eran excesivas. “El que abandona a un recién nacido tiene una pena de seis meses a tres años. Entonces, cómo quien maltrata a un perro o a un gato va a pasar hasta cinco años en la cárcel”, dijo.
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